viernes, 24 de junio de 2011

Presentación.

Hola. (…). Seguramente tú a mí no me conocerás, y yo a ti tampoco (lógico), sinceramente, me da igual que quien lea esto seas tú, tu padre, tu madre, tus hermanos, tu perro o la vecina de enfrente. He empezado a escribir porque debía hacerlo, necesitaba quitarme esta carga de encima y que alguien conociera mi historia. Supongo que en primer lugar debería presentarme, cosa que no se me da especialmente bien, aunque voy a intentarlo, aquí va…

¿Quién  soy?
Es una buena pregunta que hacer en primer lugar, yo mismo tardé bastante tiempo en encontrar la respuesta. Mi nombre es Morpho y soy un meteoro… y no, tal vez ese no sea mi nombre real, aquel nombre lo olvidé hace ya bastante tiempo. Tengo veinticuatro años, no me gusta fumar ni el alcohol, y mi color favorito es el negro. Si tuviera que describirme físicamente… no encontraría nada que resaltar en particular. Tengo el pelo de color negro y los ojos rojos, mi complexión física es la de cualquier persona normal. No soy canijo pero tampoco un armario, podría decirse que me defiendo. En cuanto a música (que es un tema bastante discutido en los últimos tiempos y que creí conveniente ponerlo, aunque no viene al caso) soy más de los temas clásicos y del metal de antaño (Black Sabbath, Metallica, Megadeth, etc…) y quizás una de las bandas que más me ha marcado ha sido Nirvana.

¿Por qué hago esto?
Pues… buena pregunta (realizada por mí mismo). Supongo que la mayoría de la gente necesita un hobby… aunque en mi caso va más allá. Un hobby es una afición, una distracción. En mi caso es un método de evasión, necesitaba mostrar al mundo algunas cosas.

Los meteoros.
Monstruos, o al menos esa es la definición que nos da la mayor parte de la sociedad. Al fin y al cabo, los humanos, cuando ven algo que no conocen, o bien lo destruyen, o intentan encasillarlo. En nuestro caso no supieron cómo encajarlo, ni dónde.

Antes todos éramos humanos, hasta que aquel fatídico año, allá por el 1993, empezaron a impactar grandes rocas contra la superficie del planeta. Algunas personas cercanas al lugar del accidente (entre las que me incluyo), sufrimos las consecuencias del impacto: unas habilidades poco usuales, ya sea fuerza, velocidad, o cualquier otra. Nos marginaron, nos masacraron, hoy en día se nos toma por delincuentes. Si eres un meteoro y vas por la calle, no solo algunos te insultan y te desprecian, muchos intentan matarte. Es extraño que la policía no lo haya hecho ya… Somos la escoria de este mundo y nadie trata con nosotros.

¿Cómo te convertiste en un meteoro?
Fue cuando tenía siete años, estaba en la escuela de mi ciudad escuchando la lección distraídamente cuando al asomarme por la ventana vi una bola llameante que caía del cielo, lo recuerdo como si fuera ayer…
Tenía una tubería atravesándome la pierna derecha, puede sonar duro, pero así sucedió. Sólo había… tierra, era como si de repente la escuela se hubiera convertido en un tremendo desierto. Las paredes, ahora desperdigadas incoherentemente, yacían allí, sin moverse un ápice… nadie lo notó, pero… yo creo que esas paredes también murieron, la risa de esos niños que ahora son adultos ya no resonaba en ellas… Traté de avanzar un poco, y lo único que encontré fueron cadáveres a mi paso (según las noticias fueron veintitrés muertos, pero puedo asegurar que vi muchísimos más). Abatido por el dolor, me tumbé en el suelo y cerré los ojos intentando ignorar lo que tenía delante. Esperé mi muerte durante unas horas que se me hicieron eternas, e ignoro cómo me sacaron de allí. Lo siguiente que recuerdo es despertar en la cama de mi habitación y escuchar cómo mis padres discutían.
-         Matémoslo.
-         Jon… es nuestro hijo.
-         Ya no, recuerda lo que dijeron, ha sido inducido por un meteoro, la sociedad no le aceptará…
-         Pero… aún así…
-         ¡No me discutas! ¿Crees que a mí me agrada tener que hacer esto? ¡Si digo lo que digo es porque pienso que va a ser lo mejor!
Incluso pude escuchar el fuerte golpe que mi “padre” le propinó a mi madre. La dejó tumbada en el suelo con una herida en la cabeza, pero consciente. Acto seguido, mi padre vino hacia mí con un cenicero, de esos bastante duros. No recuerdo lo que pasó exactamente, sólo sé que cuando mi padre intentó matarme una especie de guadaña le cortó la cabeza. Me sentí nervioso y se me nubló la vista, sólo veía sangre. Me quedé en mi sitio sin moverme, preguntándome una y otra vez cómo había sucedido aquello… mi cabeza daba vueltas mientras repetía “¿He… he sido yo?” Mi madre, que presenció toda la escena, me agarró de un brazo y me llevó al coche. Me montó en él y desde entonces no he vuelto a mi ciudad de origen. Mi madre murió a mis dieciséis años de un tumor cerebral causado por la herida que, inexplicablemente, tardó demasiado en actuar.

Battle Royale.
Vamos al quid de la cuestión por la que escribo todo esto. Cada año, los ricachones de este mundo se reúnen  en una ciudad llamada Imperia City, donde apuestan sobre vidas humanas o… más bien meteóricas.
Lo que hacen es “cazar” a una cantidad ingente de meteoros y encerrados en una ciudad infestada de mierda, para que se maten entre ellos. El ganador recibe una vacuna llamada “VRX-378” que es capaz de anular el código genético de la roca, en otras palabras, nos vuelve personas normales de nuevo. Es el espectáculo con más audiencia del mundo, llegando a los quinientos veintisiete millones de espectadores cada año… a la gente le gusta ver cómo nos descuartizamos entre nosotros.

Creo que es eso, en resumen, todo lo que deberíais saber a cerca de mí y del mundo que me rodea. Lo demás lo iré contando a medida que pase el tiempo, mientras tanto, podéis coger un libro, salir con los amigos, conseguir un ligue de una noche… haced cualquier cosa, ¡no dejéis que la vida se os escape de las manos! Al fin y al cabo, la realidad da asco, pero “es el único sitio donde se puede comer un buen filete” – Woody Allen.





No hay comentarios:

Publicar un comentario